Escribí un cuento infantil hace tiempo al que llamé la Corona Encantada. La historia iba sobre una niña llamada Púrpura y su perrito Javi. La pareja viajaban de ciudad en ciudad intentando entender cómo funciona el mundo y es su viaje, Púrpura, había aprendido increíbles habilidades.
En el primer libro llegaban a la ciudad de Nefasta, dónde se decía que la corona estaba encantada y que todo aquel que se la ponía se convertía en un tirano avaricioso. Púrpura y Javi estaban dispuestos a descubrir la verdad. ¿Sería posible que un trozo de metal dominara la voluntad de quien se lo pusiera? Lo cierto es que...
Aún busco editorial para publicarlo :)
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